jueves, 17 de enero de 2013

Pequeñas cosas...


Pequeñas cosas...

Creo que a veces no nos damos cuenta cuan afortunados somos sino hasta que nos topamos con alguien que nos hace chocar con la realidad y darnos cuenta de lo maravillosa y bendecida que ha sido nuestra vida, hoy me sucedió algo así, llegue a pensar que todo me daba igual pero en cierta forma esta madre y su pequeño bebe llamado Damian de tan solo 7 meses me hicieron recordar que hay un propósito mas allá de todo y es ayudar al prójimo.

A veces (o muchas veces) nos quejamos por tonterías, un par de zapatos, un viaje, largas horas de clases, trabajos pesados, ect, etc, pero no nos detenemos a pensar que tenemos un techo donde vivir, una cama donde dormir, comida para ingerir y algo que todos damos por sentado "tenemos salud" quizás nos estresamos mas de la cuenta, un dolorcito aquí o allá pero dentro de todo somos "saludables" no como el pequeño Damian que con tan solo 7 meses tiene un tubo en su pecho para drenarle sangre y pus (es lo que llamamos piohemoneumotorax y es una complicación de una neumonía no tratada) el pobre angelito dije "por descuido" de su mama y claro que en cierta parte fue por descuido de su mama pero al conocer la historia completa mi corazón se conmovió, son personas muy muy humildes que viven en condiciones precarias, su casa es de barro, no tienen aguas blancas, se bañan en el río y hacen sus necesidades fisiológicas en el monte (eso no es de Dios).

Pero ahí estaba el hermoso Damian con sus ojitos negros bien abiertos, un tubo en su pecho, una vía en su piecito y su bracito y ahí estaba el con una hermosa sonrisa, de esas sonrisas puras e inocentes que le devuelven la esperanza hasta al mas incrédulo, la propia sonrisa de un ángel de Dios, es admirable la capacidad que tienen los niños para mantenerse fuertes (mas fuertes que un adulto) y sobretodo es muy fácil hacerlos sonreír, no como nosotros los adultos que perdemos esa capacidad de sonreír con los pequeños detalles y de asombrarnos con las cositas del día a día, a veces me provoca ser niña otra vez, es una época feliz, estamos inocentes de muchas cosas y podemos sonreír con las morisquetas de los adultos (que honestamente son estúpidas pero a los niños les encanta vernos hacer el ridículo)

Hoy choque (otra vez) con la realidad... Y fue fuerte darme cuenta que a veces me quejo sin razón, porque soy extremadamente afortunada de tener lo que tengo y ser lo que soy... Por eso agradezco a Dios por darme un lugar en este mundo y por permitirme conectarme con situaciones como esta que mantienen los pies en la tierra, te hacen ser mas humilde y agradecido con lo que tienes... 

AGRADECIDA CON LA VIDA PERO SOBRETODO CON DIOS...

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